Hoy me llevaron al pediatra por primera vez, es decir, será la primera que recuerdo pues de pequeñín me deben haber llevado muchas veces, y yo ni idea, ni lo recuerdo.
Tengo temor pues debo salir de la seguridad de mi hogar a un sitio desconocido.
No es a pasear o jugar, lo que me motivaría sin reservas, es para que me examinen.
¿A quiénes examinan?, pues mis padres me dicen que a personas sanas y enfermas.
Yo me siento sano, eso me tranquiliza, no debo preocuparme, pero si estoy bien, no entiendo ¿por qué debo ir?
Al llegar al consultorio había mucha gente, adultos y niños.
Quienes nos recibieron fueron muy amables, luego de registrarme, nos invitaron a pasar a sala de espera.
Me dijeron que atendían a niños, yo vi más adultos que niños: padres, abuelos, tíos, nanas…¡tantas personas por un niño!, había poco espacio en la sala de espera.
Foto Fuente: https://independiente.com.py/urgencias-pediatricas-saturadas-en-asuncion-y-central/
Los adultos hablaban, algunos niños dormían en brazos de sus madres, otros jugaban. La TV encendida en un programa infantil que casi ningún niño veía, eran más adultos viendo la TV…en cada persona hay algo de niño, me dijeron.
Algunos niños lloraban, eso me daba temor, especialmente si salían llorando del consultorio.
De pronto decían un nombre en voz alta, era el paciente que seguía en turno.
Me preguntaba: ¿qué le pasaría?, si salía ese niño llorando, ya no querría entrar,
Algunos niños preguntaban: ¿me van a pinchar?
¡Chispas! Eso si duele. Con más razón me quería ir. Me explicaron que eso hacen las enfermeras cuando te van a vacunar o poner una medicina, el personal de laboratorio cuando te sacan sangre o cuando te internan en un hospital porque estás muy enfermo.
¡No nos amenacen con esas experiencias negativas, sino no querremos ir al Pediatra!
Finalmente me llamaron, entré con temor. El médico preguntó mi nombre, me pesó, me talló y me midió la cabeza. Me examinó los oídos y garganta con una linterna, con una manguerita (estetoscopio) que unía los oídos del Pediatra a mí, revisó mi pecho y mi panza. Me tocó el pecho y la panza y terminó.
Todo salió bien, no había qué temer. Volveré confiado la próxima vez.
Entendí que, si me quedo quieto, me pueden ver los oídos sin echarme y si abro bien la boca y saco la lengua, no necesitará la paleta de madera para bajar mi lengua, lo cual me da asco.
La próxima vez colaboraré con el pediatra.
Ojalá a los otros niños les expliquen esto, seguro les irá mejor.
Buena experiencia la de mi primera consulta que recuerdo.
Gracias a todos quienes me atendieron ese día.
Recomendaciones:
- Preparen al niño antes de ir a la consulta. Explíquenle lo que le van a hacer para que él mismo colabore y haga más grata la visita.
- No amenacen al niño con que el Pediatra les va a pinchar o poner vacuna. Esa es labor de enfermería. En un primer momento el niño tendrá temor y rechazará ir, pero luego, se dará cuenta que la amenaza no es real y Uds como padres perderán autoridad ante su hijo. Él se dará cuenta que le están mintiendo.
Refuercen, feliciten o premien, su buen comportamiento. Corríjanlo en amor en caso contrario.
Dr. José Moreno Calixto
Neurólogo Pediatra
Miembro Asociado SPP
Vocal del Comité de Orientación y Educación para padres